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Dinero y Emoción.

  • Foto del escritor: Mariangela Esposito
    Mariangela Esposito
  • 5 dic 2022
  • 13 Min. de lectura

Actualizado: 9 mar

Cómo manejamos nuestras finanzas personales y su relación con ciertos aspectos psicológicos.



Está claro que existe una relación entre el dinero, o nuestro comportamiento financiero, y nuestras emociones. En efecto, poco se habla de esto, pero así como hablamos de inteligencia emocional para la vida, también podríamos hablar de inteligencia emocional financiera (o inteligencia emocional para las finanzas personales).


En este artículo hablaremos sobre:


1- La inteligencia emocional

2- ¿Qué entendemos por “manejo de las finanzas personales?

3- Cuál es su relación con las finanzas personales.

4- Aspectos de la dinámica familiar que inciden en la relación que tenemos con el dinero.

5- Aspectos de la historia personal y rasgos de personalidad que influyen en nuestras finanzas.

6- La importancia de trabajar en psicoterapia.

7- Tips y recomendaciones.

8- Conclusiones.


Antes de continuar, quiero aclarar lo siguiente.


Con este artículo no pretendo enseñarte a manejar tus finanzas, porque no tengo las competencias para ello; lo que busco es orientarte a dar los primeros pasos para reconocer ¿qué relación tienes con el dinero? y que identifiques si existe algún patrón emocional/psicológico que afecta la manera en que manejas tu economía personal, pero también motivarte a buscar ayuda si consideras que podrías necesitarlo.


¿Qué es la inteligencia emocional?


Se ha hablado mucho de inteligencia emocional y pensamos que es un término reciente, sin embargo, este concepto habita entre nosotros desde hace varias décadas.


Uno de los autores más destacados en materia de inteligencia emocional (IE), ha sido Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense, quien en 1995 publica su libro “Inteligencia Emocional”; ofreciendo una nueva perspectiva sobre la inteligencia, como se conocía previamente, e introduce el elemento “emoción” en este campo.


Goleman a hecho un trabajo en materia de IE muy importante, en cuanto a la vida cotidiana y en el marco del entorno organizacional; sin embargo, él no fue el primero en reconocer que la inteligencia no es “una sola”, distinguiendo así el campo emocional y “las competencias blandas” para la vida y el trabajo.


En su libro, Goleman define la inteligencia emocional de la siguiente manera:


La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo (...), y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social”.


Del mismo modo, plantea que la IE es la capacidad o habilidad para reconocer los propios sentimientos y los de los demás, pudiendo motivarnos a nosotros mismos a manejar acertadamente nuestras emociones al igual que en nuestras relaciones interpersonales; y nada tiene que ver con el coeficiente intelectual.


Como toda capacidad o habilidad, puede aprenderse y desarrollarse a lo largo de la vida ¡Estás a tiempo!


¿Qué entendemos por “manejo de las finanzas personales”?


Antes de continuar, es importante tener claro a qué nos referimos cuando hablamos de manejo de finanzas personales.


No parece una definición muy compleja ni un término difícil de comprender, quizás si te pregunto ¿qué significa para ti manejar tus finanzas? me dirás “la forma en que utilizo mi dinero” (palabras más… palabras menos).


Poniéndonos un poco más técnicos, los elementos que necesitamos considerar al hablar de manejo de finanzas son los siguientes:


  • La educación financiera: que permitiría una mejor planificación de los ingresos, una mejor situación crediticia, poner en práctica el ahorro y realizar una adecuada gestión económica evitando tener problemas financieros al fin de mes (Silva y Vargas, 2020 en Chávez et al., 2021).

  • La administración del dinero.

  • El ahorro o buenos hábitos de ahorro.

  • Medir los gastos.

  • Controlar las deudas.

  • Realización de un presupuesto.


Estos, son tan solo algunos aspectos que se vinculan con el manejo financiero (Chávez et al., 2021) y que vale la pena tener en cuenta para tus reflexiones durante esta lectura.



Si necesitas profundizar más, aquí te dejo los 10 errores o problemas financieros más comunes, según Tyson (2008):


  1. Falta de planeación.

  2. Gastar de más.

  3. Comprar con un crédito de consumo.

  4. Demorar el ahorro para la jubilación.

  5. Caer presa de publicidad de ventas.

  6. No hacer la tarea de comparar.

  7. Tomar decisiones basadas en los sentimientos (que es la que nos compete en este artículo).

  8. No separar el grano de la paja.

  9. Exponerse a riesgos catastróficos.

  10. Enfocarse mucho en el dinero.



¿Cuál es la relación de la IE con las finanzas personales?


Quizás lo habrás notado - o quizás no - y ahora te invito a volver a la definición de Inteligencia Emocional y prestes atención a los elementos más importantes de este constructo que están resaltados en negrita.


Como ves, al hablar de IE no solamente hablamos de reconocer la emoción, validarla y aceptarla para poder gestionarla; sino que también hablamos de autocontrol (capacidad de controlar nuestros impulsos), autoconciencia (la capacidad de ser conscientes de nosotros mismos y lo que ocurre tanto en nuestro exterior como en nuestro interior) y autodisciplina (la capacidad de manejarse disciplinadamente para con uno mismo).


Todos estos factores parecen ser relevantes cuando hablamos de manejo de finanzas personales.


Antes de continuar, quiero dejarte un par de preguntas para que puedas reflexionar:


¿Cuándo tiendes a hacer mayores gastos?

¿Cómo describirías esos gastos?

¿Qué emociones habitan en ti previo al gasto?

¿Bajo cuáles estados emocionales tiendes a tomar desiciones menos responsables respecto a tus finanzas?


¿Qué sientes al momento de gastar tu dinero?

¿Qué sientes luego de gastar tu dinero?

¿Con qué asocias tu comportamiento y/o hábitos financieros?

¿A qué le tienes miedo?


Sin duda nuestros estados emocionales, o nuestro grado de inteligencia emocional, puede influir en nuestra conducta financiera:


  • Bien si somos capaces de autorregularnos, autocontrolarnos y no ceder al impulso de hacer gastos innecesarios.

  • O bien, en el caso contrario, sentirnos tan innundados por nuestras emociones que cedemos al deseo (o a la gratificación inmediata que genera comprar cosas) y así correr el riesgo de endeudarnos.


Veámoslo de la siguiente manera.


Algunas personas tienden a generar mayores gastos o a consumir más (de manera superflua) cuando se sienten tristes, inquietos, vacíos, desanimados, desmotivados, o sentimientos similares que se inclinan al polo “displacentero”.


Una persona autoconsciente (consciente de sí misma) será capaz de identificar el estado emocional predominante en el presente; si además puede ejercer cierto grado de autocontrol, será capaz de entender que lo que busca es contrarrestar lo “displacentero” del sentimiento con algo “placentero” pero sin caer en la tentación de buscar gratificación inmediata; pues entiende que eso supondría un mayor problema a largo plazo (endeudarse, correr el riesgo de no poder cubrir sus gastos mensuales, no llegar a su objetivo de ahorro para alguna inversión o necesidad mayor, etc). Por lo tanto, tendrá mayor probabilidad de postergar la gratificación y no incurrir en algún gasto mayor o innecesario que perjudique sus finanzas.


En este caso, la gestión emocional ocurre de otra manera (si es que ocurre): y no a través de la compra.


Con esto quiero decir, que en estos casos, las personas “gestionan” su malestar emocional a través del consumo ¿Y por qué pongo entre comillas la palabra gestionan? pues porque no hay realmente una gestión de esa emoción, sino tan solo un adormecimiento de ella.


Las compras (compulsivas o no) pueden llegar a ser un tipo de anestesia emocional.

No obstante, no podemos adjudicar estos comportamientos financieros únicamente a los sentimientos displacenteros, pues también hay personas que desde la euforia, la alegría o cualquier otra emoción placentera, pueden caer en excesos económicos que afectan su presupuesto.


Piensa un momento, ¿alguna vez te has dejado llevar por la emoción para hacer algún consumo en particular? ¿Con qué frecuencia te sucede? ¿Cuánto tiempo dura esa gratificación? ¿Han habido consecuencias?


Después de todo, la gratificación tiene un tiempo limitado y que por lo general suele ser bastante breve… Ella se irá ¿Y qué es lo que permanecerá?


Aspectos de la dinámica familiar que inciden en la relación que tenemos con el dinero.


No es que los psicólogos la tengamos “contra” la familia… No, en lo absoluto! La familia, así como los vínculos que se forman en ella, tienen un papel de gran importancia en la vida de cada miembro que la conforma; es por eso que muchos elementos de nuestra personalidad, nuestro carácter e incluso nuestro comportamiento financiero (así como la relación con el dinero) están determinadas por nuestras dinámicas familiares.


Es por esto que ser conscientes de nuestra historia o dinámica familiar, puede darnos “pistas” sobre la relación que tenemos con el dinero y por qué lo manejamos de la forma que lo hacemos.


Te dejaré algunas situaciones que solemos ver en la consulta y que generalmente se asocian a cómo manejamos nuestras finanzas y nos relacionamos con el dinero:


  • Familias que generacionalmente vienen de una buena posición económica, por lo que el dinero nunca fue un problema. La abundancia y ciertos excesos son unas de sus características.


  • Familias que generacionalmente traen (o arrastran) dificultades económicas, deudas, problemas financieros; en las que el dinero siempre fue fuente de preocupación, angustias, problemas, etc. Los gastos pueden vivirse con malestar, angustia, culpa, ansiedad. Historial de carencias materiales/económicas.


  • Familias con rivalidades económicas, donde algunos miembros han estado enfrentados por temas de dinero. Se ha entendido que el dinero genera discordia.


  • Familias que inicialmente gozaban de buena posición económica (no necesariamente debe tratarse de familias con altos ingresos, sino más bien pertenecientes a una clase media-media alta con una economía, entonces, estable), que posterior a crisis o alguna situación particular, comienzan a tener dificultades económicas y su poder adquisitivo se ha reducido de manera considerable. No siempre es el caso, pero pueden haber grandes dificultades para adaptarse a la nueva realidad económica y por tanto hay mucho malestar emocional asociado al dinero (o mucho control en el manejo de las finanzas o todo lo contrario).


  • Familias quienes independientemente de su bagaje económico, siempre han manejado un presupuesto mensual, poseen objetivos de ahorro, ejercen control de sus finanzas, llevan un orden de las mismas y transmiten a sus hijos estos conocimientos.


  • Familias que al contrario de la descrita anteriormente, no posee orden ni control sobre sus finanzas, hay ausencia de presupuesto mensual, de control de gastos y de objetivos de ahorros, y por lo tanto sus hijos repiten el mismo patrón financiero (indistintamente de su poder adquisitivo).


Por supuesto existen un sinfín de situaciones además de estas que pueden influir en cómo nos relacionamos y cómo interpretamos el dinero… Que se hable o no de dinero en casa es un elemento a tomar en cuenta en los diferentes escenarios planteados; en este caso te invito más bien a reflexionar sobre ¿“cómo se habla del dinero” en tu familia? y ¿qué aspectos se le suelen atribuir? (poder, seguridad, vanidad, control, relevancia, irrelevancia, etc). Esto nos permite identificar cuál es el significado que hemos construido acerca del dinero y el que determina - en parte - nuestro comportamiento financiero.



Aspectos de la historia personal que influyen en cómo manejamos nuestras finanzas.


Los vínculos familiares por supuesto son importantes, ya que las experiencias tempranas que hemos construido con cada miembro, así como el contexto en el que crecimos y otros factores más, van a determinar aspectos de nuestra conformación psíquica.


Es este proceso de conformación psíquica, la manera en que se produce nuestro desarrollo emocional y psicológico, es lo que nos va dando “forma”; y con el tiempo a medida que crecemos vamos mostrando un temperamento, pero también vamos mostrando rasgos del carácter o de la personalidad.


Evidentemente nuestra historia, nuestros aprendizajes, así como nuestros rasgos nos harán personas únicas, y diferentes; lo que nos hará vivir, interpretar situaciones, tomar decisiones y reaccionar de manera subjetiva ante escenarios comunes.


Tomando esto en consideración, parece lógico que esa misma “subjetividad” tenga un peso significativo en nuestras decisiones financieras y nuestro historial de consumo.


Te estarás preguntando ¿cuáles pueden ser esas cosas que pudieran incidir en nuestro manejo del dinero y conductas de consumo?


Te dejo aquí algunas:


  • Haber crecido con carencias afectivas y/o económicas en la infancia.

  • Necesidad de aprobación y reconocimiento (altos nivedes de deseabilidad social).

  • Problemas en la autopercepción y autovalía (¿cuánto valgo como persona?, ¿En base a qué se mide mi valor como persona?).

  • Historia de excesos en la infancia y adolescencia,

  • Mala gestión de estados emocionales (euforia, tristeza, ansiedad).

  • Inseguridades/baja autoestima.

  • Necesidad de gratificación inmediata.

  • Dinámicas familiares financieras (como las que se indicaron anteriormente).

  • Concepto de poder y su relación con el dinero.

  • Exceso de frustraciones en la historia de vida.

  • Escasa comprensión de los límites.

  • Dificultad para tolerar la frustración.

  • Necesidad o deseos de llamar la atención.

  • Celos o rivalidades.

  • Falta de “alfabetización financiera” (educación financiera).

  • Escaso control de los impulsos.

  • Necesidad de controlar.

  • Habilidad para la planificación y previsión de futuro.


Existen algunos estudios científicos que se han dedicado a investigar cuál es el componente psicológico detrás del manejo de las finanzas personales y sin duda hay hallazgos muy interesantes.


Uno de estos estudios (Banks y Oldfield, 2007) demuestra que las escasas habilidades numéricas de un individuo pueden interferir negativamente en sus decisiones financieras; lo que supone entonces que aquellas personas con mejores habilidades numéricas tienden a tomar decisiones más complejas teniendo así mejores resultados financieros.


Otra investigación interesante: “Personalidad y cultura financiera: un estudio de jóvenes mexicanos”, explica cómo los rasgos de personalidad, en efecto, tienen una relación con el comportamiento financiero.


Para conseguir estos resultados, el grupo de investigadores se dispuso a cruzar los cinco grandes rasgos de la personalidad (apertura a nuevas experiencias, conciencia, extroversión, agradabilidad y neurosis), con las ocho capacidades financieras (previsión, planeación, paciencia intertemporal, impulsividad en el consumo, análisis de productos, tendencias hacia el emprendimiento, habilidad financiera y percepción de las instituciones financieras).


Los hallazgos obtenidos, fueron los siguientes:


1- Las personas abiertas a nuevas experiencias tienen una mayor habilidad financiera, previsión, planeación y percepción de las finanzas.


2- las personas conscientes tienen una mayor habilidad financiera, previsión, planeación, paciencia, mejor capacidad de análisis de productos, más tendencias hacia el emprendimiento y mejor percepción de las financieras; y a su vez son menos impulsivas en su consumo.


3- Las personas extrovertidas tienen menos paciencia, análisis y escasas tendencias hacia el emprendimiento, y una mayor impulsividad en el consumo.


4- Las personas agradables tienen una mayor tendencia hacia el emprendimiento y mejor percepción de las financieras.


5- Las personas con rasgos más neuróticos manifiestan mayor impulsividad en sus conductas de consumo, y por tanto una menor habilidad financiera.


De tal forma, que sin duda nuestros rasgos de personalidad juegan un papel importante en temas financieros, sin dejar de lado la educación financiera y nuestras habilidades o competencias lógico-matemáticas ¿Interesante, no es cierto?


La importancia de trabajar en psicoterapia


Siempre será valioso el trabajo psicoterapéutico, en especial cuando comenzamos a ser conscientes de que nos encontramos frente algún conflicto o dificultad, en la vida cotidiana, en especial aquellos que por nuestros propios medios no podemos resolver.


La psicoterapia es el espacio donde podrás profundizar en tus relaciones familiares, tu relación contigo mismo, tus heridas, tus traumas, tu relación con el dinero… el espacio en que podrás resignificar una cantidad de aspectos de la vida, de tu historia, ampliar tu autoconocimiento, ampliar tus recursos emocionales/psicológicos, entender las decisiones que tomas, encontrar formas de manejar situaciones de forma diferente a las que estás acostumbrada/o y un largo etcétera.


No olvidemos, que si bien el dinero no lo es todo: supone un elemento importante para la estabilidad y el bienestar. Es evidente que los problemas financieros afectan nuestra salud mental, suponen ciertos niveles de malestar, pueden generar síntomas de depresión y ansiedad; e incluso, en situaciones mucho más graves, hay quienes se ven tan agobiados por sus finanzas que terminan por atentar contra la propia vida.


Es debido a este espiral, o círculo vicioso, que también será importante contar con un espacio en el que puedas dar lugar no solo a tu historia, a la resignificación o al autodescubrimiento, sino también al malestar que despierta tu situación financiera.


Recuerda que ser consciente es el primer paso para iniciar un trabajo de cambios.


Entender te da la oportunidad de hacer las cosas diferentes y también tomar mejores desiciones.


Como tal vez sepas, hay aspectos de nuestra personalidad que no van a pasar del negro al blanco (y esto hay que trabajarlo para aceptarlo), pero es importante reconocer esos elementos para que a partir de la autoconciencia, y el autoconocimiento, podamos aprender a “modular” esos rasgos en nuestro propio beneficio.


La psicoterapia no hace milagros, ni tampoco te ofrece una receta mágica para solucionar todos tus problemas o dificultades… sin embargo, te ofrece la posibilidad de descubrirte, profundizar en tus problemas, explorar tus recursos (y potenciarlos) para que tu mismo puedas hallar soluciones que te permitan hacer los cambios pertinentes en tu vida.


Por eso lo llamamos “trabajo” psicoterapéutico y no “milagro” psicoterapéutico. Porque las cosas no suceden por sí solas… serás tu quien trabajará - dentro y fuera de la consulta - en pro de sí mismo.


Tips y recomendaciones


1- No dejes de considerar ir a psicoterapia, busca ayuda si consideras que la necesitas. Hacerlo te permitirá trabajar en tu historia, tus emociones y aquellos elementos que han determinado ciertos aspectos de ti, de tu vida tal y como la conoces actualmente, de tu personalidad, de tu comportamiento financiero, etc.


2- Aprende a reconocer tus emociones y tus pensamientos, sobretodo aquellos que anteceden conductas financieras que pueden traducirse en riesgos para tu economía.


3- Evita hacer gastos/inversiones bajo el influjo de las emociones. Permite que la intensidad de la emoción se reduzca, y luego entonces reflexiona seriamente sobre tus decisiones.


4- Aprende a responsabilizarte de las consecuencias de tus decisiones, pero sobretodo aprende hacerlo con gentileza, de forma constructiva y no destructiva (construye tus aprendizajes a partir de tus consecuencias).


5- Aprende a identificar tus “disparadores” o “detonantes”. Esas situaciones que te movilizan a esos comportamientos que no te favorecen financieramente.


6- Trabaja en tu autoconocimiento: aprende a identificar cuando actúas por impulso, a reconocer escenarios que te hacen vulnerable, a sentir cuando estás cerca de perder el control, etc.


7- Busca asesoría financiera, por parte de expertos en materia (por favor no sigas consejos de cualquiera en TikTok). Es importante que comiences a ser consciente de tu economía, trabajar en un presupuesto mensual y un control de gastos. Hay expertos que actualmente ofrecen asesoramiento para quienes no cuentan con la suficiente alfabetización financiera.


8- Comienza a colocarte límites y hacer lo necesario para respetarlos.


9- Colócate objetivos de ahorro y motivaciones que te ayuden a alcanzarlos. Piensa “¿Vale más un segundo de gratificación inmediata, o alterar mis metas a largo plazo?”


10- Intenta construir congruencia entre el estilo de vida que llevas (o quieres llevar) y tus ingresos, trabajando en tu necesidad o tendencia hacia lo contrario.


11- Evita caer en comparaciones.


Conclusión


Está claro que la economía supone un elemento fundamental en la vida de las personas. Y por tanto, cualquier decisión que tomemos en pro o en contra de nuestras finanzas, supondrá una repercusión en nuestra sensación de bienestar psicológico y en nuestra salud mental.


Necesitamos aprender a no tomar decisiones, de ningún tipo, bajo la influencia de nuestras emociones, y para ello, primero tendremos que aprender sobre gestión emocional. Por supuesto, sin dejar de lado la importancia que tiene nuestra historia familiar y personal entendiendo cuáles aspectos tienen un papel clave en la relación que hemos construido con respecto al dinero.


Un gran problema es no aceptar nuestras propias limitaciones, negándolas en ocasiones hasta el punto de la deuda… una de las causas principales de malestar emocional en la vida cotidiana de muchas personas.


No nos vamos a mentir: el dinero no lo es todo, ni es lo más importante… pero sí que tiene su grado de importancia; pues nos da cierto sentido de seguridad y/o estabilidad.


No podemos negar la relación que existe entre “dinero y emoción”:


  • Muchas veces gastamos bajo el influjo de una emoción.

  • La adquisición de ciertos bienes materiales generan gratificación y sensación de placer (momentáneo).

  • Tener problemas económicos genera malestar psicológico (en ocasiones significativo), e incluso es un factor de riesgo para la salud mental.


La relación está más que clara, y por tanto la importancia de contar con un espacio psicoterapéutico de la mano de un especialista en el área de la salud mental (psicólogo) parece igualmente importante y necesario.


Referencias


Banks, J., y Oldfield, Z. (2007). Understanding Pensions: Cognitive Function, Numerical Ability and Retirement Saving. Fiscal Studies 28 (2), 143-70


Beltrán, A. (9 al 15 de enero de 2021). La inteligencia emocional en las finanzas personales. El Inversionista. https://www.inversionistasonora.com/


Economista, E. (2017, octubre 13). La personalidad incide en el manejo financiero. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/finanzaspersonales/La-personalidad-incide-en-el-manejo-financiero-20160504-0047.html


Goleman, D. (2011). La Inteligencia Emocional. Zeta Bolsillo.


La inteligencia emocional y su relación con las finanzas personales en docentes universitarios de Durango México. (2021). Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 5(6), 14994–15007. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v5i6.1451


Tyson, E. (2008). Finanzas Personales Para Dummies (Quinta ed.). Estados Unidos de América: Wiley Publishing.


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