Burnout: cuando el trabajo agota cuerpo y la mente
- Mariangela Esposito
- 11 abr
- 9 Min. de lectura
"Estoy agotada, pero no solo físicamente, es como si ya no pudiera con nada".
"Siento que voy en piloto automático desde hace meses".
"Cada día me cuesta más levantarme para ir al trabajo".
¿Te identificas?
0%Totalmente identificada
0%No, no me siento así en este momento
0%Alguna vez lo he sentido
Frases como estas se han vuelto cada vez más comunes tanto en consulta como en conversaciones cotidianas.
Muchas personas, incluso sin saberlo, están atravesando por lo que hoy se conoce como síndrome de burnout, o síndrome de desgaste profesional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incluyó en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un "fenómeno ocupacional", resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no ha sido manejado con éxito.
Y aunque el trabajo es su contexto principal, sus efectos se sienten en todas las áreas de la vida de la persona: su salud mental, sus relaciones, su identidad y su sentido vital.
Este artículo tiene como objetivo ofrecerte una guía clara y cercana que te ayudará a comprender qué es el burnout, cómo identificarlo, por qué se produce, cómo prevenirlo y qué hacer si ya te está afectando.
Tabla de contenidos
Introducción
¿Qué es el síndrome de burnout?
Definición
Diferencias con el estrés puntual
Tres dimensiones principales del burnout
¿Cómo saber si estoy "quemada/o?
Causas del burnout
Datos y estadísticas actuales
Consecuencias del burnout
¿Cómo prevenir el burnout?
¿Qué hacer si ya estoy quemada/o?
El rol de la psicoterapia
Reflexión final
Referencias
¿Qué es el síndrome del burnout?
Se refiere a un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por una exposición prolongada al estrés laboral.
A diferencia del estrés puntual, que todos podemos sentir ante un reto o una fecha límite, el burnout es un desgaste acumulativo y crónico.
Sus tres componentes principales son:
Agotamiento emocional: sensación de estar exhausto, sin energía, sin capacidad de respuesta emocional.
Despersonalización o cinismo: actitudes frías, distantes o negativas hacia el trabajo, los compañeros o los usuarios/pacientes.
Baja realización personal: sensación de ineficacia, frustración, percepción de que nada de lo que se hace vale la pena.
La persona con burnout no sólo está cansada: está desconectada de sí misma, de su entorno y de lo que antes le importaba. Todo se vuelve una carga.
¿Cómo saber si estoy quemada/o?
El burnout no aparece de un día para otro.
Suele instalarse de forma progresiva.
Algunas señales de alarma frecuentes son:
Te sientes crónicamente cansado, incluso si duermes.
Vas al trabajo sin ganas, con pesadez o con ansiedad.
Te irritas fácilmente o sientes que ya no te importa nada.
Notas que estás más distante de tus compañeros o seres queridos.
Tienes problemas para concentrarte o tomar decisiones simples.
Te enfermas con más frecuencia (resfriados, migrañas, malestares digestivos).
Has perdido el interés por actividades que antes disfrutabas.
Causas del síndrome de burnout
El burnout es multifactorial. Suele ser el resultado de una combinación de causas externas y personales:
Factores asociados al trabajo:
Sobrecarga laboral: tareas excesivas, urgencias constantes, horarios prolongados.
Falta de reconocimiento: trabajar mucho sin recibir valoración, gratitud ni incentivos o mejoras salariales.
Poca autonomía: tener muchas responsabilidades pero poco control sobre las decisiones.
Ambiente tóxico: maltrato, presión, conflictos constantes.
Tareas monótonas o sin sentido: desconexión con el "para qué" del trabajo.
Áreas de trabajo que tienen contacto directo al público o trato directo con cierto tipo de poblaciones: trabajos como la medicina, enfermería, secretarias, servicio al cliente, docentes, psicólogos, comerciantes, entre otros similares.
Factores personales que aumentan el riesgo:
Perfeccionismo y autoexigencia extrema.
Dificultad para poner límites o decir "no".
Creencias como "mi valor depende de mi rendimiento".
Sentimiento de culpa por descansar.
¿Y qué hay sobre el teletrabajo?
Tal vez te parezca raro que lo mencione... sin embargo, sabemos que durante la pandemia y los años posteriores, el teletrabajo pasó de ser una opción ocasional a convertirse en una modalidad habitual para millones de personas.
Aunque tiene ventajas (ahorro de tiempo, flexibilidad, conciliación familiar), también ha traído consigo nuevas formas de desgaste que muchas veces pasan desapercibidas:
Desdibujamiento de los límites entre vida laboral y personal:
Cuando trabajamos desde casa, el espacio físico y mental entre el “modo trabajo” y el “modo vida personal” se vuelve difuso. El escritorio está al lado de la cama, los correos llegan a cualquier hora, y es fácil caer en la trampa de revisar mensajes fuera de horario.
Según un estudio de Microsoft (2022) sobre tendencias laborales, el 54% de los trabajadores remotos siente que trabaja más horas que antes y el 39% afirma tener dificultades para desconectarse mentalmente al final del día.
Hiperconectividad y disponibilidad constante:
La cultura del “siempre disponible” se ha intensificado. El uso de herramientas como WhatsApp, Slack, Teams o correos permite estar en contacto permanente con jefes, colegas o clientes, pero también genera una presión invisible por responder rápido o “estar al tanto”.
Estudio de la Universidad de Harvard (2023): encontró que los empleados que reciben mensajes fuera del horario laboral y sienten que deben contestarlos presentan un 45% más de riesgo de desarrollar síntomas de burnout en comparación con quienes respetan sus tiempos de desconexión.
Aumento de la autoexigencia y la sobrecompensación:
Muchas personas que trabajan desde casa sienten la necesidad de demostrar que están “siendo productivas”. Esto se traduce en jornadas más largas, menos pausas, e incluso trabajar estando enfermos.
En un informe del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de España (2022), se indicó que el 48% de los trabajadores en remoto no realiza pausas regulares, y que más del 60% ha sentido culpa al descansar durante su jornada.
Soledad y aislamiento:
El contacto social espontáneo en el entorno laboral (una charla en el pasillo, el café compartido) desaparece o se reduce, generando sensaciones de aislamiento emocional y soledad.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA, 2021), la falta de vínculos sociales laborales puede aumentar los niveles de ansiedad y reducir la motivación, factores clave en el desarrollo del burnout.
En resumen, el teletrabajo y la hiperconectividad no son malos en sí mismos, pero sin límites claros, autocuidado y una cultura organizacional sana, se convierten en potentes catalizadores del burnout.
Por eso es crucial educar sobre la desconexión digital, promover el derecho a no estar disponible fuera del horario laboral y desarrollar hábitos saludables que protejan nuestro equilibrio emocional.
Algunos datos y estadísticas actuales
El burnout ya no es una excepción: es una realidad que afecta a millones de personas en distintos contextos laborales, sectores y niveles jerárquicos. Diversos estudios recientes han visibilizado su impacto creciente a nivel global, regional y local.
Panorama global:
Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2022), más de 480 millones de personas en el mundo experimentan niveles de estrés laboral elevados, y se estima que el burnout afecta al menos al 10% de la fuerza laboral mundial en algún momento de su carrera profesional.
La misma organización advierte que las jornadas laborales excesivas (más de 55 horas semanales) están asociadas con un mayor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y con un aumento del 35% en el riesgo de desarrollar burnout.
Datos en España:
Un informe de InfoJobs y ESADE (2023) reveló que el 60% de los trabajadores españoles reconoce haber sufrido síntomas de agotamiento emocional, cinismo o baja realización personal en el último año.
El 15% de los trabajadores afirma sentirse estresado todos los días, y al menos 1 de cada 3 ha necesitado ausentarse de su trabajo por causas relacionadas con el agotamiento o el estrés laboral.
El Informe Anual de Adecco sobre Bienestar y Motivación en el Trabajo (2022) indicó que el 45% de los empleados en España siente que su bienestar psicológico se ha deteriorado desde la pandemia, siendo el burnout una de las principales causas.
Latinoamérica y mundo hispano:
En un estudio publicado por la revista Salud Pública de México (2022), se identificó que el 44% de los trabajadores latinoamericanos presentan síntomas moderados o severos de burnout, con mayor prevalencia en profesionales de la salud, educación y atención al cliente.
En Argentina, según un relevamiento de Randstad (2023), el 67% de los encuestados manifestó sentirse emocionalmente exhausto debido a su trabajo, y un 28% dijo haber considerado renunciar por agotamiento mental.
Casos en profesionales de salud y educación
La Universidad de Granada (España, 2022) realizó un estudio con profesionales sanitarios andaluces post-pandemia y encontró que el 40% presentaba signos moderados a graves de burnout. La combinación de carga emocional, presión institucional y contacto constante con el sufrimiento fue clave.
En el sector educativo, un informe del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza (2023) reportó que el 52% de los docentes en secundaria ha experimentado síntomas de agotamiento emocional y el 31% ha considerado dejar la docencia.
Consecuencias del burnout
Consecuencias en la salud mental
Ansiedad generalizada: síntomas de ansiedad, como sensación constante de tensión, dificultad para relajarse, pensamientos intrusivos sobre el trabajo o miedos anticipatorios (por ejemplo, sentir ansiedad el domingo por la tarde al pensar en el lunes).
Depresión o distimia: un estado depresivo, tristeza, desesperanza, fatiga, pérdida de interés por lo que antes se disfrutaba e incluso ideación de abandono o renuncia. La persona siente que “ya no puede más”.
Despersonalización o desconexión emocional: en etapas avanzadas del burnout, muchas personas se desconectan emocionalmente como mecanismo de defensa. Comienzan a operar en piloto automático, sienten indiferencia, apatía o cinismo, incluso frente a tareas o personas que antes les importaban.
Deterioro de la autoestima: la percepción de no rendir, de no alcanzar las expectativas o de “estar fallando” deteriora la autovaloración. Esto genera un círculo vicioso: a menor rendimiento, mayor frustración y exigencia interna, lo que intensifica el agotamiento.
Crisis de identidad: en personas muy identificadas con su rol laboral, el burnout puede generar una desorganización psíquica profunda.
Consecuencias en la salud física
Trastornos del sueño: el insomnio es uno de los síntomas más frecuentes. Algunas personas no logran conciliar el sueño por la hiperactivación mental, y otras se despiertan varias veces durante la noche. También puede presentarse un sueño superficial o no reparador.
Somatizaciones: dolores de cabeza persistentes, problemas gastrointestinales (gastritis, colon irritable), contracturas musculares o afecciones dermatológicas (como eczemas o urticarias) pueden ser respuestas del cuerpo al estrés crónico.
Desregulación hormonal e inmune: el burnout sostenido altera los niveles de cortisol (la hormona del estrés), afectando el sistema inmunológico y aumentando la vulnerabilidad a enfermedades infecciosas y autoinmunes.
Problemas cardiovasculares: el exceso de estrés y carga laboral aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares y enfermedades del corazón.
Consecuencias en las relaciones personales y sociales
Irritabilidad y conflictos: el agotamiento y la frustración acumulada pueden generar un aumento de la irritabilidad, respuestas impulsivas o dificultades para comunicarse de forma empática. Esto suele derivar en conflictos con la pareja, los hijos o los colegas.
Aislamiento social: muchas personas con burnout comienzan a retraerse de sus vínculos afectivos. Cancelan salidas, evitan llamadas, se desconectan emocionalmente porque sienten que “no tienen energía para nada más”.
Pérdida del disfrute: las actividades que antes generaban placer (leer, cocinar, hacer deporte, compartir con amigos) dejan de interesar o se sienten como una obligación más. Esto refuerza la sensación de vacío o de estar desconectado de la vida.
Impacto en el desempeño y sentido vital
Reducción de la productividad real: aunque la persona hiperproductiva intente “dar más”, su concentración, creatividad y eficiencia se ven comprometidas. Cometen más errores, olvidan cosas o se les dificulta priorizar tareas.
Desmotivación y pérdida de propósito: la desconexión con el trabajo lleva a una pérdida de sentido. La persona siente que está en piloto automático, que lo que hace ya no tiene valor, y que “trabaja para sobrevivir, no para vivir”.
Riesgo de cronificación o abandono: en casos graves, el burnout puede llevar a la persona a necesitar bajas laborales prolongadas, cambiar de empleo o incluso alejarse del ámbito profesional por completo, sin tener herramientas para resignificar su vida.
¿Cómo prevenirlo?
Organiza tu tiempo de forma realista: no sobrecargues tu agenda.
Tómate pausas conscientes durante el día (aunque sean 10 minutos).
Establece límites claros: desconéctate al terminar la jornada.
Haz del autocuidado un hábito: duerme bien, aliméntate, muévete.
Cultiva actividades que te nutran emocionalmente: hobbies, tiempo con personas queridas, naturaleza.
Cuestiona creencias autoexigentes: descansar no es ser flojo.
Busca apoyo si lo necesitas: hablar también es autocuidarse.
¿Que hacer si ya estoy quemada/o?
Reconócelo sin culpa: Estar agotado no te hace débil, te hace humano.
Frena: El cuerpo te está pidiendo una pausa. Escúchalo.
Prioriza lo esencial: No tienes que poder con todo.
Considera un cambio de ambiente: este es un buen momento para hacer un cambio en tu vida ¡escúchate! y ábrete a posibilidad de buscar nuevas oportunidades para ti en el mercado laboral, arrancar tu emprendimiento, dedicarle tiempo a tu proyecto personal... Una oportunidad que te reconecte con tu propósito y sentido de vida.
Pide ayuda: Habla con alguien de confianza, busca un profesional.
Desconéctate intencionalmente: Sal del piloto automático.
Valida tu experiencia: Lo que sientes es real y merece atención.
El rol de la psicoterapia
El acompañamiento terapéutico puede ser clave para:
Identificar los factores personales que mantienen el burnout (creencias, patrones, miedos).
Procesar emociones como la culpa, la frustración o la impotencia.
Aprender a poner límites sin sentirse egoísta.
Reconectar con el propio deseo, más allá de la exigencia externa.
Recuperar el sentido del trabajo y el equilibrio interior.
Reflexión final
Si algo de lo que leíste te resonó, detente un momento.
No estás solo/a.
El burnout no es una moda ni un capricho: es una señal de que algo necesita ser atendido. No se trata de dejarlo todo, sino de comenzar a mirarte con más honestidad y compasión.
Recuperar el equilibrio es posible. Pero para eso, a veces, necesitamos primero permitirnos caer un poco. Y en ese caer, buscar el acompañamiento necesario para volver a levantarnos, con más conciencia, con más cuidado, con más vida.
Referencias
InfoJobs y ESADE. (2023). Informe anual sobre el estado del mercado laboral en España. Recuperado de https://www.infojobs.net/informe-anual
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2023). Salud mental en el trabajo: informe mundial. Recuperado de https://www.who.int/es/news/item/28-09-2023-global-guidelines-on-mental-health-at-work
Organización Internacional del Trabajo (OIT). (2022). El tiempo de trabajo y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal en el mundo. Recuperado de https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_864437/lang--es/index.htm
Universidad de Granada. (2022). Estudio sobre burnout en profesionales sanitarios andaluces. Facultad de Psicología, Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico.
American Psychiatric Association. (2022). DSM-5-TR: Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Maslach, C., & Leiter, M. P. (2016). The Truth About Burnout: How Organizations Cause Personal Stress and What to Do About It. Jossey-Bass.
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